Al recorrer las fastuosas estancias del Palacio Real de Madrid no podemos pasar por alto los más de 200 increibles relojes que decoran el edificio, y es que este palacio alberga una de las mayores colecciones de relojes de toda Europa.
La mayoría de ellos fueron fabricados durante el siglo XVIII por maestros relojeros suizos, franceses, ingleses y españoles.
Un segundo pero, ¿cuántos relojes hay en el Palacio Real de Madrid?
En realidad hay muchos pero, a pesar de su número, forman parte de una colección aún mayor perteneciente a Patrimonio Nacional que cuenta con piezas fabricadas entre los siglos XVI hasta el casi nuestros días, superando las 720 obras que decoran palacios, monasterios y relojes para edificios públicos y privados por toda España.
La afición por los relojes vino, sobre todo, a partir los monarcas Felipe II y Felipe V.
Orígenes de la colección:
Felipe II inició esta colección del Palacio Real al coleccionar en el antiguo Alcázar de Madrid varias piezas, el más representativo es uno fabricado en 1583 con aspecto de candil, fabricado por el maestro bruselés Hans Evalo, que destaca también porque es la obra más antigua de la colección.
La colección de relojes se enriqueció con la dinastía de la Casa de Austria, que, sobre todo venían de Alemania, pero en el gran incendio del Álcázar casi todos ellos perecieron.
A la llegada de Felipe V, inicio de la monarquía borbónica, demostrando su afición e interés por estos objetos sobre todo primaba los de procedencia inglesa.
Thomas Hatton, Guillaume Poulton, Daniel Quare y George Graham fueron los relojeros más importantes con los que la Corte española contó para la fabricación.
Con estos relojes Felipe V quería decorar sus palacios y distraer sus días. El programa decorativo del monarca era transformar las habitaciones del antiguo Alcázar y ello implicaba que comprara algún reloj para decorar las chimeneas de las salas renovadas, pero tras la Guerra de Sucesión tenían que desembolsar gran cantidad de dinero que los monarcas no tendrían en esos momentos y de alguna manera frenó la compra de estos objetos.
Superadas las dificultades, y animado por Isabel de Farnesio (la que sería su segunda esposa), adquirieron gran parte de la colección que decoraría sus nuevas residencias.
El incendio del Palacio Real (Nochebuena de 1734) destruyó gran parte de su contenido, por lo que se volvió a decorar con nuevos relojes el Nuevo Palacio, y se adquirieron un buen número como regalo a embajadores, personal de servicio y para decorar las diferentes residencias reales.
El Reloj de Las Cuatro Fachadas
Sin duda, el reloj más importante en esta época fue el Reloj de Las Cuatro Fachadas, obra de Thomas Hildeyard (1690-1746) profesor de teología y matemáticas en el Colegio Inglés de Lieja e inventó el reloj de las cuatro fachadas hacia el año 1725, realizado con materiales como bronce, plata, oro, acero, vidrio y metal.
Tiene planta cuadrada y 4 columnas en sus esquinas.
Al final de su reinado, Felipe V centró sus esfuerzos en la construcción del Palacio de la Granja de San Ildefonso, donde pasó sus últimos años desde su abdicación, aunque la muerte de su hijo mayor no se lo permitiría.
Allí se acumularon la mayoría de obras de arte adquiridas al final de su reinado, así como las que le había legado su padre, Gran Delfín de Francia.
Fernando VI y el inicio del oficio de relojero en España
Fernando VI atesoró una colección de pequeños relojes, aunque siguió con la tradición de rodearse de obras inglesas construidas por John Ellicot y George Graham, y poco a poco se fue promoviendo el oficio de relojero en nuestro pais, fomentando que los relojeros cursaran estudios y perfeccionaran sus conocimientos en el extranjero.
En este período es cuando llegan los primeros relojes autómatas de Suiza, como “El Pastor fabricado por Pierre” Jacquet-Droz.
Durante su reinado llegaron relojes de origen francés que, con el tiempo, acabaría sustituyendo los modelos ingleses que había en la corte española.
Carlos III y La Real Fábrica de relojería de Madrid
Durante su reinado, Carlos III fomentó la creación de una escuela de relojería para competir los maestros relojeros franceses, suizos e ingleses, de ahí surje la creación de la escuela-fábrica de relojería de Madrid.
Así, en 1756 los hermanos Felipe y Pedro Charost, ingenieros relojeros franceses que trabajan en la corte, presentan al rey un reloj astronómico de uso en artillería y marina.
En el año 1771, en la calle Fuencarral se establece una Escuela de Relojería Real en la que participó el maestro suizo Abraham Matthey, más tarde se trasladará a la calle Barquillo.
Carlos IV y su Taller de Relojería de Palacio
Carlos IV se interesó por la colección de relojes del Palacio Real de Madrid y dispuso de un taller en Palacio que, junto a la reina Maria Luisa de Parma, invirtieron mucho dinero en la decoración del Nuevo Palacio de Madrid con estos relojes, como por ejemplo los 2 grandes relojes de madera y bronce que decoran la sala del trono, o el conocido reloj “La Péndola del tiempo”.
Pero, tras la guerra de la Independencia y con la invasión Napoleónica, Fernando VII se encontró esquilmados los Palacios y adquirió relojes franceses para una nueva decoración.
En aquella época la escuela imperante es la francesa, y los monarcas posteriores como Isabel II, Alfonso XII y Alfonso XIII, añadieron a la colección relojes que, por moda, se imponían en aquellos siglos XIX y XX.
Hasta aquí os hemos contado la historia de la Real Colección de Relojes que hoy podéis contemplar en gran número en el Palacio Real de Madrid.
Pero si dais un paseo por el centro de Madrid podréis visitar la Antigua relojería de Madrid, situada en la Calle de la Sal, junto a la Plaza Mayor, en pleno centro de la capital.
Fue fundada en el año 1880 y sigue manteniendo en su fachado el estilo del siglo XIX con madera y cristal, aún funcional, ya que se pueden comprar relojes de todo tipo e incluso tiene un taller de reparación.
Si continuáis hacia la Puerta del Sol podréis observar uno de los relojes más emblemáticos tanto de Madrid como de toda España, ya que, cada 31 de diciembre suenan las 12 campanadas que arrancan el nuevo año, y nos acompañan mientras tomamos las uvas.
El reloj de la Puerta del Sol tiene más de 150 años y se construyó en tan solo 3 años.