La fuente de los caños del Peral era una fuente situada bajo lo que es hoy la Plaza de Isabel II, más conocida por «Opera» (por la parada del Metro Opera). Tenían una longitud de 34 metros y fue diseñada por Juan Bautista de Toledo. Cerca había un peral que arrojaba sombra en el año 1263 a la fuente, de ahí su nombre.
El aprovechamiento del agua en Madrid
A principios del siglo XVI, siendo una pequeña villa semirrural, con las calles sin empedrar, y sin capacidad para afrontar la avalancha de personas que vendrían a vivir tras el establecimiento de la Corte con Felipe II.
La ciudad comenzó a vivir una serie de transformaciones cobrando importancia esencial el abastecimiento del agua, imprescindoble para el crecimiento de Madrid.
En aquel entoneces, se vertían las aguas residuales y domésticas, arrojadas desde las viviendas al grito de «¡Agua va!», provocando calles llenas de barro y malos olores; la ciudad carecía de cloacas sólo y disponía de unas zanjas en las calles, que eran las esguevas, donde bajaban las aguas domésticas y pluviales.
Durante la urbanización del entorno se alcantarilló el arroyo del arenal, que discurría paralelo a la plazuela de la fuente del Peral, mediante un alcantarillado subterráneo.
En el medievo el agua se abastecía por medio de pilones y aljibes en las plazas, junto a puertas y murallas y en la Edad Moderna se sustituyeron por fuentes públicas, donde la población acudía a recoger agua, charlar e intercambiar chismes.
En su mayoría fueron construidas por el ayuntamiento, aunque también colaboraró la casa real.
A finales del siglo XVI se encauzó el manantial cercano a la puerta de Balnadú, junto a la muralla cristiana y la parte baja del barranco del Arenal, para crear la fuente pública conocida como “los Caños del Peral” o «Lavadero de los Caños del Peral», de cuyo remanente se surtían además unos lavaderos cercanos e incluso los jardines reales durante los meses de estío.
Cuando los fontaneros de Villa y Corte tendrían que suministrar agua, acudían a los antiguos “viajes de agua” obra de los musulmanes, que eran galerías subterráneas construidas por mampostería y ladrillo para contrarrestar la inestabilidad del terreno y captar el caudal de manantiales al norte de la población.
A su llegada a la ciudad, el agua era contenida en arcas cambijas que facilitaban su reparto a las fuentes, Palacios y Conventos.
El Alcázar disfrutó de su propio viaje de agua desde el siglo XVII llamado: viaje de Palacio o de Amaniel, ya que su origen se encontraba en un venero existente en la dehesa de Amaniel o de la Villa.
Hoy en día, gracias a las excavaciones se ha permitido documentar la propia fuente de finales del siglo XVI, parte del acueducto de Amaniel construido en el siglo XVII, y el alcantarillado del Arenal, que ya en el S. XVI ayudaba en la canalización del arroyo homónimo.
La importancia histórica de los hallazgos hace que, Metro de Madrid en colaboración de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la CAM, modificase el proyecto constructivo inicial y se incorporase un museo para mostrar al público los hallazgos arqueológicos, denominado Museo de la fuente del Peral.
Museo Caños del Peral
- Dirección: Pl. de Isabel II, 8, 28013 Madrid (Metro Ópera)
- Teléfono: (+34) 644 169 531
- Web: https://museosmetromadrid.es/museos/los-canos-del-peral/